ME ESTABA RESISTIENDO
He necesitado estos casi 8 meses de vida de Luca para darme cuenta que me resistía a dejar morir mi antiguo yo.
Me conté la milonga en mi mundo perfecto que la maternidad te transformaba y luego de un tiempo una volvía a reencontrarse con quien era.
PERO NO.
Jamás volves a ser la misma.
Y yo me resistía a esa idea imponiéndome responsabilidades y tareas del trabajo que son imposibles de cumplir cuando quieres respetar el ritmo de tu bebé.
Y también me resistía cuando me he impuesto rutinas de ejercicios para no sentirme tan robocop.
O me resistía cuando fantaseaba con hacer las mismas cosas que hacía antes y de la misma manera.
La maternidad te atraviesa, te abre y te transforma. Otro ser tiene que salir de dentro. Otra alma tiene que habitar ese cuerpo.
Las hormonas sabias te recorren de pies a cabeza, tus huesos, tu cuerpo y tu carne se expanden, tu cerebro cambia.
Y yo pretendiendo volver a ser quien era.
Esa era mi resistencia. Esa era mi trinchera.
Cuando he podido comprenderlo, después de darme una y otra vez la cabeza contra la pared y sentirme frustrada, he sentido paz y me he entregado.
Mis días son como ves en la foto, casi siempre me encontras en pijama dando volteretas en el suelo, con camisetas sin sujetador esperando el momento para dar la teta.
Vivo manchada de comida porque este monito usa mi cuerpo para treparse, descubrir y tener cobijo. Y sus manos regordetas llenas de tomate y fruta fresca me recorren.
Hoy me entrego a sus tiempos y elijo priorizarlo porque se lo merece. Y en esa entrega fluyo en otros tiempos.
Hay días en que puedo trabajar, otros no.
Hay días que la ducha es más larga, otras de 2 minutos.
Hay días que cocinamos juntos y pasamos horas oliendo pimientos y manzanas. Otros que sólo puedo hacer un huevo.
Pero estos días son oro en su crecimiento y apego emocional y por eso elijo caminar a su lado, dejándome guiar por la sabiduría de sus tiempos.
Cada noche al acunarlo le repito que somos mejores personas porque hemos tenido la suerte de que nos haya elegido como sus papás y que lo amamos.
Y ayer cuando le dije al oído esas, palabras algo hizo click y deje de lado mi lucha y mi resistencia.
Ya no volveré a ser quien era, pero soy infinitamente más grande y poderosa sosteniendo a mi cachorro en brazos.
Espero mis reflexiones, miradas y vivencias te sirvan como espejo para atravesar las tuyas.
Si quieres compartir tu experiencia y tu camino, aquí tienes un espacio amoroso.
Maravillosa reflexión… los paradigmas de la nueva mujer que todo lo puede trabajar, estudiar, criar, nos lleva a presionarnos y perder valiosos momentos con los hijos. El «trabajo» ama de casa ha sido desvlorizado, olvidamos esos recuerdos con mamá que se entregaba por completo al hogar y sus hijos y eso vale oro… no siempre se puede tener la libertad de tiempo para estar con ellos, pero si podemos respirar profundo y ser conscientes de cual es la prioridad. Gracias linda Laura, llegue aquí buscando una forma de sustituir el huevo en recetas y encontré esta esclarecedora nota tuya que me quito un peso de encima para dedicar mas tiempo sin presión a mi preciosa hija de 3 meses. Gracias!!!!
Bonita!
Gracias por tus palabras.
Decirte que tal y como está planteado el sistema muchas veces nos vemos empujadas a tener que decidir entre una cosa y la otra; porque la tarea de cuidar, la maternidad y la infancia han sido invisibilizadas.
Los peques necesitan a su cuidador principal: mamá, papá o quien sea, presentes para poder construir su visión del mundo y sentirse seguro y protegido.
Eso es un derecho, pero se vulnera.
Y quienes sabemos de esa importancia nos vemos en la situación de postergar nuestras vidas profesionales para poder estar con ellos y cubrir esa necesidad vital para construir un apego seguro.
Sé que es una decisión personal y familiar, pero a mí no me sale hacerlo diferente.
Te mando un abrazo!
Yeah. that’s what I was exploring for.. thanks. Rozalin Cord Iorgos
Puedo encontrar buena información de este artículo. Dona Rodger Domonic